sábado, 9 de abril de 2016

HAN PASADO SEIS MESES

El paso inexorable del tiempo me hace constatar que ya ha concluido el otoño dejando los campos yermos. Ha finalizado el invierno que este año ha sido cálido y nos ha permitido ver florecer los campos antes de lo previsto. Se ha iniciado la primavera, ya todo rezuma olor a primavera, ya se están vistiendo los campos con su verdor primaveral característico. 
Ya hemos disfrutados de todas esas fiestas que se intercalan en estos periodos de tiempo, pero lo más relevante para mí es que ya han transcurrido seis meses desde que  una doctora nos diagnosticó, nos informó, con serenidad, con afecto, con profesionalidad, que se nos había unido a nuestra vida esa especie de invisible, pero palpable inquilino, de nombre vulgar "cáncer" que habita entre nosotros. Ya llevamos seis meses y llevamos en nuestra vida todo lo que está conllevando luchar contra esta dolencia del cáncer de mama  que sufre mi  pareja.
Han pasado seis meses y como es lógico e incluso normal, ya son menos las personas que nos preguntan, que nos llaman por teléfono, que nos dan ánimos pero no por ello dejamos de sentirlas a nuestro lado, de saber que podemos contar con ellas, que formamos parte de sus inquietudes y a las que siempre agradecemos el tenerlas cerca en la distancia y con las que esperamos, en su día, festejar que ya todo es pasado. Han pasado seis meses y el tiempo transcurrido es como un sencillo lienzo que he ido pintando día tras días haciendo que no falten en él algunas pinceladas de vida, de esa vida que de alguna manera los estamos viviendo de forma distinta, las sesiones de quimioterapia, las visitas médicas se suceden y eso trastorna el día a día que antes teníamos, pero no impide que sigamos saliendo para contemplar el mar que tenemos cercano, pasear junto a él  para notar agua, cielo y sol. Que  sigamos  viajando hasta los campos y pueblos cercanos disfrutando de la auténtica estampa de la serranía gaditana, donde encontramos tranquilidad, y por supuesto productos autóctonos que no dejamos de  catar y de adquirir.
Nada impide, después de este tiempo, que sigamos con la esperanza más viva que nunca. Hasta el día de hoy nada ni nadie nos ha arrancado ni mermado nuestra esperanza, si bien hay días en que se hace más difícil el afrontarlos, creo que estamos siendo muy capaces haciendo frente a la situación con proyectos de futuro, porque sabemos y estamos convencidos de que este incomodo inquilino nos abandonará y nos permitirá, con las lógicas cautelas, constatar que el día de mañana recordaremos lo que hicimos ayer con inmensa satisfacción. Estoy convencido de que ya estamos más cerca  de que lo vivido será una fecha para la leyenda y esto me alienta para seguir por el camino de la vida cogidos de la mano y haciendo de nuestra casa un lugar de acogida, de paz, de tranquilidad, de amor, de felicidad.

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