jueves, 2 de junio de 2016

ATEO POLÍTICO

Escribir en este blog sobre la política y los políticos de este país creo que es un poco arriesgado porque cualquiera de los lectores puede interpelar, criticar, ridiculizar e incluso corregir con total legitimidad. Pero expongo mi opinión porque estoy harto de tanto silencio, cansado de enmudecer y de contemplar como los ciudadanos parece que callan ante todo, bueno ante todo no, del futbol todos hablan porque a “alguien” le interesa de que así sea. A alguien le interesa que la política sea el arte de hacer que la gente se preocupe por aquello que no interesa, que no es relevante.
No sé si declararme ateo político, agnóstico político, incrédulo político o simplemente decir que estoy empezando a no creer en la política que están haciendo los políticos de este país, de esos que se creen dioses, que parece que están por encima del bien y del mal, que hablan como si tuvieran la verdad absoluta, que al caminar parece que levitan o que asustan y atemorizan con palabras como comunismo, bolivarianos, populistas, caos y sólo sus ideas, sus programas, su proceder es correcto y único.
No creo en los políticos que decían que eran los portadores del cambio, y que se atreven a decir que sus palabras no las sabemos interpretar. Sí, así de rotundos, engreídos, presumidos, portadores de la verdad más absoluta como si de dioses se trataran y que hablan en sus arengas, de memoria, reiterando las mismas palabras una y otra vez o asegurando que están creando un marco previo que garantice unas condiciones mínimas que faciliten crear los resortes que favorezcan un punto de partida sólido y capaz para desarrollar una política social de progreso.
No creo en los que dicen ser los únicos, los auténticos, los experimentados, los interlocutores validos autodenominándose demócratas. en los que dicen ser en los que dicen ser políticos para dedicarse a la ciudadanía y al pueblo que representan, pero que les preocupa mucho más lo que puede pasar o pasa en Venezuela que el hecho de que en este país que tanto aman y les preocupa, el 22% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y se jactan, enorgullecen o se vanaglorian de crear puestos de trabajo, precarios, inestables, indignos, inseguros e intentan que aquellos que tenemos la fortuna de no formar parte de esos colectivos nos despreocupemos de esos datos con máximo desinterés, sin exigir, sin pedir, sin  reclamar responsabilidad a los políticos que incluso se niegan a hacer debates públicos y se atreve a manifestar públicamente “a nadie le apetecen los debates, requiere un gran esfuerzo y no es algo cómodo”. A algunos votantes no les importa que su candidato sea un cobarde incapaz de defender su programa político frente a sus adversarios, ellos continuarán votando al partido de siempre aunque presente como cabeza de lista a un corrupto, a un indeseable, a un ...
Sócrates cuestionaba el régimen político y por ello fue catalogado de ateo. Emulando a Sócrates me atrevo a decir que me estoy transformando en ateo político.

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