domingo, 5 de junio de 2016

CANSADO

Tal vez es una cuestión de edad, de mi forma de vida, más sedentaria que activa, o es que me afectan más unas cuestiones que otras, como le puede pasar o creo que le pasa a cualquiera de los mortales
Creo que lo que de verdad me está cansando no es solamente la política, los políticos, sus arengas y promesas fútiles, sino de la reiteración de las necias y repetitivas informaciones sobre aquellos que se aprestan a esa actividad. Ser incondicional de una emisora de radio o de determinada cadena de TV se está convirtiendo  en un auténtico tormento o suplicio por cuanto, desde tempranas horas  de la mañana, se redundan a cada hora, en cada informativo los mismos titulares con las mismas frases y con las consiguientes opiniones de los colaboradores de las cadenas. Opiniones partidistas, poco o nada objetivas,  más o menos acertadas, más o menos necias, de quienes las pronunciaron como consecuencia de la inspiración de los nuevos y llamados expertos mentores y asesores que tuitean y retuitean o con mil patrañas sin ton ni son, publican las necedades que se les ocurren a la vez que sugieren a sus líderes posturas y lados favorables para las tomas y fotos de turno. Es lo que se ha dado en llamar “postureo”.
Yo, ingenuo de mí, pensaba o al menos así lo creía, que los partidos políticos con sus líderes al frente, trataban y se preocupaban de defender los intereses de este país, de las personas que lo conforman pero oyendo arengas al estilo tremendista,  discursos cargados de las mismas palabras como si de lecciones memorizadas se trataran, me estoy cansando porque sus programas, sus propuestas están más cargadas de imposibles que de realidades reales que ayudarían a muchos ciudadanos a tener una vida más digna y con más futuro.
Estoy cansado de oír promesas banales, promesas de cambio, promesas de renovación que corean al unísono los lacayos que, en algunos casos rodean al líder y, en otros, parecen palmeros de una farándula de mal gusto donde se critica, se insulta, se desvirtúa al oponente más que si de un mal espectáculo de comediantes no profesionales  se tratara. ¡¡¡¡Que triste espectáculo!!!!
Estoy cansado de que me digan que tengo el derecho y el deber cívico de votar. Bien, lo admito, pero después no tengo el derecho ni el deber de exigir a estos “representantes” del pueblo que cumplan con lo que han prometido, con lo que han cacareado que iban a hacer y se me dice que espere cuatro años más para enmendar la plana y mi error de no haber sabido usar mi voto para que nadie expolie, saquee, ni desbalijen un país lleno de personas cumplidoras, trabajadoras y entregadas con esperanza a vivir, como es justo, cada día mejor procurando un futuro digno para sí mismo y para sus descendientes.

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