jueves, 8 de junio de 2017

NUEVA FECHA

En la historia de la humanidad hay un conjunto de advenimientos que, por su gran importancia, han cambiado el curso de la historia. Para mí, en mis años de estudio, la memorización de estas fechas nunca me fue fácil. Me resultaba fácil memorizar grandes “épocas” de la humanidad, literarias, bélicas, científicas, políticas…. Más allá de estas fechas, recordar el nacimiento de un autor, el firmado de un tratado político, el final de una contienda… eso sobrepasaba mi capacidad de estudio y de retentiva. Siempre he sido más “asiduo” a todo lo que conlleva una deducción o una demostración, lo que me hace autodefinirme más de ciencias que de letras.
A pesar de estas personales “deficiencias”, a lo largo de mi vida hay días inolvidables y a ellos he de unir una nueva fecha, la del veintinueve de mayo de este año. Ese día, de nuevo, hemos tenido que vivir una nueva intervención quirúrgica, la recomposición de las deficiencias que dejó la amputación del cáncer de mamas en mi esposa. Después de pasar año y medio, ha llegado el momento. La espera ha sido larga, y el aguardar en la sala de espera ha sido angustiosa, preocupante, pero con la compañía de seres queridos, de familiares, de amigos e incluso de mi hijo y su mujer, que han sacrificado horas de trabajo para estar a nuestro lado, las llamadas de teléfono de mi otro hijo, los wassaps, y todo esto, al igual que las palabras del cirujano una vez concluida la intervención, reconforta, anima, tranquiliza y ha hecho más llevadera la permanencia.
Ya  en la habitación 323, en las horas de la primera noche que no han sido tranquilas, he estado expectante viviendo con cierta intranquilidad, con cierta angustia, con cierto miedo, a veces más, a veces menos, pero intentando no caer en el desánimo, el desaliento, el pesimismo, la desilusión y esperando el paso de las horas para constatar que todo ha ido bien, que ahora solo falta la recuperación que será larga, dolorosa, intranquila, preocupante pero con esperanza, como hemos llevado  todo este tiempo en que batallando con la enfermedad nos hemos hecho fuertes y día a día constatar que, a pesar de los malos días después de todo lo vivido, ya podemos decir que con esta nueva fase, lo estamos superando, nos agarramos a la vida con fuerza, y siempre estamos dispuestos a saborear y disfrutar del momento porque vale la pena.
Es para mí un tanto difícil narrar, describir, explicar cómo percibo el esfuerzo cotidiano de esa mujer a la que no le suelto ni un instante la mano tierna y suave, la mano de compañera, la mano de amiga, la mano de esa esposa que con animó acepta su situación, su dolencia, su diagnóstico y de reojo se mira en el espejo esperando un mejor mañana
Una nueva fecha que he vivido con el olor, el ambiente, los carros de curas, los pasillos del hospital de donde a veces he salido para airear la mente, fortalecer el espíritu deambulando por los aledaños de la calle San Jacinto de Triana, mientras revivían en mi a cada instante, esos pensamientos que me exhortan a tener  presente, a no obviar, a no ignorar ni un instante el  alentarla para que sus ojos no pierdan el brillo de la felicidad y sus labios muestren una eterna sonrisa porque somos ese faro con el que en su día nos caracterizaban.
Hoy he insertado una nueva fecha en mi vida y a la vez constato que sobran las palabras y vivimos con esperanza, con paz, con tranquilidad, con amor, con felicidad por en el camino de la vida porque pronto todo será pasado.

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