domingo, 13 de diciembre de 2015

DESPUES DE TANTOS AÑOS SOY

Hace años, posiblemente en un gélido día, tarde o noche de enero, escribía unos malos versos que titulé “Así soy yo”. Hoy los he vuelto a leer y con una más clara luz que ilumina mi horizonte vuelvo a escribir quien soy después de tantos años, después de leer los buenos deseos de las personas que me quieren y me recuerdan en un día tan significativo en que tantas añoranzas siento y que paliáis todos vosotros.
Soy de los que jugó junto a las vías de los trenes, en la calle, en la plazoleta, en los caminos próximos al pueblo, y en los futbolines y en el billar de “Cal Biel” y de los que añoran los colmados de antes, los ultramarinos de antes, las droguerías y las panaderías de antes. Soy de los que cortan el pan con el cuchillo y recogen un trozo que se cae al suelo, le soplo, lo beso y vuelvo a poner en la mesa. Y con ese pan me como todo lo que me han puesto en el plato sin decir que no me gusta.
Soy, después de tantos años, de los que aún piensan en pesetas cuando le hablan de euros y mentalmente  hago la conversión, con más o menos acierto a una moneda con la que he convivido muchos años de mi vida. Soy de los que sigo sin comprender esa moda de llevar los calzoncillos por fuera del pantalón o los vaqueros rajados por la rodilla y en chándal se presenta en cualquier lugar o “lucen” las mallas ajustadas como si de un morcón se tratara y oyendo decir “yo visto como quiero” sin constatar que el ridículo es eminente. Soy de los que sigue diciendo “él y yo”, me gusta dar los buenos días, las buenas tardes, las gracias y el por favor. Soy de los que ceden el paso a las señoras sin que eso signifique atisbo alguno de machismo. Soy de los que siguen llamando de usted a los profesores, y a los médicos y a los desconocidos y a los curas y a los mayores y a los que tienen una cierta autoridad o cargo en un lugar público o en los establecimientos, incluso a los camareros de los bares y a los dependientes de “Simago” o la panadería del barrio.
Soy, después de tantos años, de los que recuerdan aquellos trenes de asientos de madera, o gutapercha, maletas de cartón, olor a fiambre, lleno de hombres solitarios o familias completas, donde se compartía la comida de las tarteras, se alimentaba la esperanza y se forjaban grandes sueños, mientras se enjugaban las lagrimas del adiós y se trataba de disipar los miedos hacia lo desconocido. Trenes lentos que parecían desperezarse cuando reemprendía su trepidar marcha tras una larga parada. Trenes con ventanas por las que entraba o se filtraba el humo inundando los departamentos  y tiznaba los rostros de los flojeados viajeros. Soy de los que durmió en aquellos trenes hediondos y sucios, donde todos dormíamos sentados.
Soy, después de tantos años, de los que iban al colegio afeitado, con la ropa para la ocasión, con zapatos de vestir limpios y cartera, y nunca en tejanos. A los alumnos les hablaba también y en ocasiones de usted y con respeto, sin imponer la autoridad, pero exigiendo las más mínimas normas de educación y convivencia.
Soy, después de tantos años, de los que leían el Capitán Trueno, el TBO, Hazañas Bélicas, La Codorniz, La Actualidad Española, El Correo Catalán, Cambio 16 incluso Interviú y Ciudadanos. Escuchaba las noticias en un “transistor”, la música en un “tocadiscos” y en el cine veía el NO-DO. De los que leía libros “prohibidos” a escondidas en el colegio y los llevaba forrados por las calles.
Soy… después de tantos años el que soy, una persona afortunada por poder sentir físicamente tan próxima a la mujer, que a pesar de la realidad que vive, me acepta como soy, cree en mi, perdona mis errores, calma mis temores, camina a mi lado, me ayuda a vivir esta situación que juntos sabremos vencer.
Y así es como soy… y como me acerco a vosotros para agradeceros el que hayáis recordado que hoy he cumplido un año más de vida. De esa vida que intento transmitir, de esa vida de la que percibido su grandeza, la fuerza del amor, del cariño, del afecto, de la lealtad, de la amistad y de esos valores que he ido adquiriendo después de tantos años.

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